Un paciente en cama necesita descansar. Sin importar el malestar o el lugar, merece una buena recuperación, libre de cualquier elemento externo que afecte su bienestar.
Pero no siempre es así. Los enfermos no siempre logran la tranquilidad que requieren, ya sea por las condiciones del lugar donde se encuentran, la dinámica de las personas a su alrededor o incluso el colchón en el cual descansan.
Por eso, te compartimos algunas recomendaciones que pueden ayudar a promover una buena calidad de vida durante el tiempo de descanso de un paciente.
Lo peores enemigos del descanso
No importa si el descanso del paciente se está llevando en casa o en algún centro de salud. Hay algunas cuestiones que pueden estar complicando la tranquilidad del enfermo:
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Ambiente: exceso de iluminación, distribución inadecuada del mobiliario, ventilación incorrecta, ruidos dentro y fuera, un colchón incómodo…
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Dinámica del lugar: entrada y salida de personas, interrupciones constantes, visitas en horarios fuera de lo programado, falta de privacidad…
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Asuntos personales: incertidumbre del enfermo sobre su propia salud, incomprensión de familiares hacia las necesidades del tratamiento, preocupación por los gastos que ha implicado su recuperación…
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Complicaciones de salud: disminución en la actividad física, aumento de días de descanso, deterioro de otros órganos, problemas adicionales…
Para un enfermo, pasar demasiado tiempo en cama también le puede ocasionar ciertas complicaciones de salud.
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Consecuencias de un reposo prolongado
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Sistema cardiovascular: Si una persona se encuentra acostada por un tiempo prolongado, es posible que la circulación sanguínea se haga más lenta. Y así, puede haber un riesgo de que se formen coágulos sanguíneos que obstruyan las venas (tromboflebitis) o que afecten piernas o muslos (trombosis venosa profunda). También puede alterarse la frecuencia cardiaca o que ocurra algo llamado ‘hipotensión ortostática’, un mareo o incluso desmayo que se produce cuando el cuerpo cambia de posición, de estar acostado a sentarse o levantarse.
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Sistema músculo-esquelético: Al estar en cama, la persona puede perder masa muscular, lo cual afectaría sus músculos, huesos y articulaciones. Esto podría ocasionar dolor articular, fracturas, osteoporosis y hasta problemas en el control de esfínteres.
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Sistema digestivo: Al haber pérdida de apetito, puede aumentar el riesgo de malnutrición, así como estreñimiento y reflujo gástrico.
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Sistema tegumentario (piel): El tiempo prolongado entre el cuerpo y el colchón puede generar úlceras por presión en la piel (de ahí la importancia de cambiar al paciente de posición).
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Sistema nervioso: Claramente, la inactividad puede conducir al aislamiento, lo cual puede ocasionar depresión y ansiedad. También puede haber confusión, pérdida de atención, alteración del equilibrio y afectaciones en el desarrollo cognitivo.
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Sistema respiratorio: Puede haber un mayor riesgo de infecciones (como neumonía) porque la ventilación pulmonar se deteriora, lo cual incide en la retención de secreciones.
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Sistema urogenital: Estar largas temporadas en cama puede afectar los momentos para hacer del baño, lo cual ocasionaría infecciones urinarias, formación de cálculos renales y hasta incontinencia urinaria.
¿Qué hacer para favorecer la recuperación rápida de un paciente?
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Ambiente: Promover una correcta iluminación y ventilación de los espacios, tanto en el lugar donde descansa el paciente como en zonas comunes, y eliminar toda la que no sea necesaria durante las horas de descanso. Facilitar un ambiente libre del mayor ruido posible y reacomodar el mobiliario en función de las necesidades del paciente también es importante. Asimismo, hay que preferir un colchón hospitalario, pues su diseño ergonómico permite una mejor distribución del peso, así como una funda que sea lavable e impermeable.
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Dinámica del lugar: Se recomienda regular, en la medida de lo posible, la entrada y salida de personas, así como las interrupciones constante o las visitas fuera de horario, e invitar a los familiares que lo visitan a hacerlo en momentos en los que el paciente pueda recibirlos (compartirles sus horarios de baño, comida y descanso, para que le permitan continuar su recuperación).
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Asuntos personales: Hay que dar toda la confianza posible al paciente y hacer equipo con su médico y/o fisioterapeuta, para que juntos ayuden a la persona a mantener una actitud positiva. También es necesario informar los familiares sobre las exigencias que requiere su tratamiento y la importancia de que le permitan descansar.
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Complicaciones de salud: Muchos pacientes pueden ejercitarse estando en cama. Con la ayuda de un fisioterapeuta, se le puede ayudar con cierta movilización, masajes y flexiones del cuerpo.
Descanso con calidad
Un paciente recuperado es el resultado de una combinación de factores: los medicamentos administrados, la actitud del enfermo frente a su recuperación y, por supuesto, el descanso que se haya tomado.
Y para lograr esto último, se requiere del mejor escenario posible: un lugar apropiado, un ambiente libre de ruidos y un colchón hospitalario que le sea cómodo.
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Enfermos o no, el bienestar es algo que todos nos merecemos. Dale a tu paciente la mejor calidad de vida para una sana y pronta recuperación.