+8 millones de adultos mayores en Latinoamérica no pueden realizar una actividad básica diaria
Tomar una ducha, comer, ir al baño, acostarse y levantarse de la cama… todas son actividades básicas de la vida diaria que las personas realizan de manera independiente. Sin embargo, a determinada edad, ya no siempre es así.
En la región que ocupa América Latina y el Caribe, actualmente existen alrededor de 8 millones de adultos mayores que presentan dependencia funcional. Se refiere a la imposibilidad de realizar dichas actividades básicas.
De cara al envejecimiento poblacional, es importante hablar del tema, pues afectaría tanto al adulto mayor como a su cuidador, además de plantear cuáles podrían ser algunas soluciones.
¿Qué es la dependencia funcional?
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se considera que una persona tiene dependencia funcional cuando no puede realizar actividades necesarias para la vida diaria sin la ayuda de otros por un periodo prolongado de tiempo.
Esta ayuda se refiere a las actividades que otros emprenden para que las personas con dependencia puedan mantener un nivel de capacidad funcional compatible con sus derechos básicos, libertades fundamentales y dignidad humana.
Es un tema que debe estar en los gobiernos actuales, básicamente por tres razones:
- Proteger la calidad de vida de los adultos mayores.
- También es un tema de género (la necesidad de servicios de atención es más alta en las mujeres), además que libera tiempo a las cuidadoras familiares y genera oportunidades de empleo formal.
- Reducir gastos sanitarios (y por ende, menos uso de servicios hospitalarios y de urgencia).
La dependencia funcional en América Latina y el Caribe
En 2019, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) publicó un informe sobre el panorama de atención a la dependencia en América Latina y el Caribe. Entre otros aspectos, señaló que la región está envejeciendo a un ritmo sin precedentes: En los próximos 30 años, la demanda de servicios de atención a la dependencia superará al triple de la actual.
El envejecimiento estaría directamente relacionado con la dependencia funcional, ya que sería más común en los adultos mayores que en el resto de la población.
De ahí la importancia de que gobierno, ciencia y sociedad actúen en equipo para hacerle frente a esta situación. No sólo se trata de estar listos para apoyar a las personas con dependencia, sino también de crear estrategias de contención para sus cuidadores, al mismo tiempo que avanzar en la agenda de género.
¿Cómo enfrentar los desafíos de la dependencia funcional?
El paso siguiente es construir un sistema de atención a la dependencia. Claramente, lograrlo requiere de inversión, iniciativa y, por supuesto, trabajo en equipo.
Según el informe publicado por el BID, el punto de partida consiste en seis elementos:
- Elegir a los beneficiarios según su nivel de dependencia, no su edad.
- Entregar transferencias vinculadas a la compra de servicios.
- Empezar por servicios de atención en el domicilio.
- Involucrar al sector privado para generar empleo formal.
- Formar recursos humanos y establecer estándares de calidad.
- Utilizar financiación mixta para implementar un sistema único.
Ciertamente, se requiere de un trabajo coordinado entre autoridades, especialistas, ciudadanía y, por supuesto, tecnología.
Sobre este último punto, y relacionado con los cuidadores de adultos mayores, ya existen productos que permiten optimizar su labor.
Herramientas para mejorar el cuidado de adultos mayores dependientes
Las siguientes opciones son el resultado de la innovación tecnológica para atender a esta población y, al mismo tiempo, facilitar las actividades de quien la cuida.
Algunos de ellos son:
- Accesorios para incontinencia. Existen una serie de protectores impermeables pensados para diferentes sitios: colchones, asientos y cojines. Muchos de ellos cuentan con la tecnología necesaria para ser lavados a máquina y ahorrar tiempo y dinero, lo cual constituye un alivio en la economía de los familiares.
- Colchones antiescaras. ¿Qué hacer si un adulto ya no puede moverse por sí mismo? Sin duda, su salud física se ve muy comprometida. Pero para ayudar a prevenirlo, existen colchones cuentan con materiales que reducen el riesgo y ofrecen una extra protección, así como una comodidad única y tecnología ergonómica.
- Soluciones para la higiene. El contacto directo con el agua trae muchos beneficios para las personas. Y ningún problema de movimiento tiene por qué impedirlo. Los expertos han desarrollado duchas portátiles fáciles de manejar y con el menor riesgo, así como lavacabezas y hasta baldes plegables. Muchos de estos productos incluso son inflables y de motores compactos para facilitar la tarea al cuidador.
- Infraestructura para la transferencia. En más de una ocasión, los cuidadores se lastiman la espalda para sujetar a sus pacientes y trasladarlos de lugar. Para ello, ya existen cinturones especiales que sujetan bien al adulto para un movimiento seguro. Incluso, ya se cuenta con grúas caseras fáciles de instalar para que la persona pueda ser trasladada sin comprometer la salud física de quienes lo cuidan.
- Sillones de elevación. ¿Sabías que ya no es necesario cargar a un adulto mayor para levantarlo si está sentado? Estos sillones se activan con un solo botón y se elevan muy lentamente para que el adulto se ponga de pie a su propio ritmo. Esto facilita al cuidador para llevar una vida mucho más independiente. Algunos incluso ofrecen masajes relajantes.
Tecnología al servicio de la dependencia funcional
La región que compone América Latina y el Caribe tiene ante sí uno de los retos más grandes de su historia. Sin embargo, prevenir siempre será la estrategia más sólida para contrarrestar los efectos de lo que se viene para este lado del mundo.
De momento, atender las previsiones y conocer a la población meta siempre será útil. Por fortuna, la innovación tecnológica puede trabajar en pro de las necesidades de la sociedad… más allá de su edad y nivel de dependencia.