¿Cuál es la finalidad de una silla de ruedas? Básicamente, su función es otorgarle a un usuario con movilidad reducida una mayor funcionalidad y movilidad en su día a día, por eso es tan importante estar cómodo y mantener una buena postura.
Para que ésta cumpla todas las necesidades de una persona con diversidad funcional, se deben adaptar ciertos componentes de la silla para que se convierta en su compañera ideal, y más aún cuando ésta será es de uso permanente y no transitorio. Una silla de ruedas inadecuada puede provocar una situación de discapacidad extra.
A continuación, te contaremos a qué debes prestar atención al momento de elegir una silla de ruedas y entender cuál es la postura correcta para facilitarle la comodidad a un usuario frecuente y que factores se deben contemplar y/o evitar.
El peso y el material de construcción es principalmente una de las cuestiones que más afecta la movilidad y maniobrabilidad de una silla de ruedas. Sin embargo, existen otros puntos de importancia; como el asiento, el tamaño de las ruedas, la distancia entre sus ejes, los apoyabrazos, los apoya pies, si la silla es plegable o eléctrica, y algunos otros factores más que serán decisivos para cumplir óptimamente con las necesidades y la experiencia del usuario.
A mayor rozamiento, mayor será la resistencia en el rodar que tenga una silla de ruedas, por lo que el usuario necesitará ejercer más energía para su desplazamiento.
La distribución del peso entre las ruedas traseras y las delanteras también es importante. Cuanto mayor sea el peso sobre las ruedas delanteras, habrá también mayor rozamiento, y si bien la silla será más pesada de mover, ésta será más estable para el usuario.
En una silla de categoría standard el peso se distribuye en porcentajes iguales en cada rueda, mientras que en una silla ajustable el peso se distribuye en un 80% en la rueda trasera y 20% en la delantera. En este sentido, una standard rodará mejor, pero será menos estable, sin embargo, el terreno por el que circulará también incidirá en el desempeño de la silla.
Respecto a la postura correcta, es una realidad que cada individuo, dentro de sus posibilidades, adopta una postura particular al usar una silla de ruedas, y esto será acorde a varios factores, como su grado de discapacidad, la sensibilidad o tolerancia en la piel, su nivel de movilidad, y también de si necesita asistencia o se desplazará por sus propios medios.
Contar con un buen asiento ayudará a aliviar la presión y a lograr que el peso del cuerpo sea distribuido de manera uniforme. Si el asiento es demasiado ancho, el usuario tendrá la tendencia a no sentarse simétricamente, pero si es demasiado estrecho correrá el riesgo de aparición de escaras.
También se deberá tener en cuenta, que, si es demasiado corto el asiento, los muslos no se apoyarán en toda su longitud y se acumulará mayor presión en la zona de las nalgas.
En cambio, si este es demasiado largo, se podría llegar a producir tensión detrás de las rodillas. También le será más difícil acceder al soporte adecuado del respaldo, pues tenderá a deslizarse para evitar la tensión
El tamaño ideal del asiento de una silla de ruedas deberá ser aquel que cuando el usuario esté bien sentado y erguido quede una distancia de aproximadamente dos dedos entre la cara interna de las rodillas y el final del asiento.
Cuando se trata del asiento de una silla de ruedas, lo principal será que esté nivelado y firme. Un asiento con el relleno hundido generará una postura asimétrica y rozamiento, presión y humedad entre los muslos y las rodillas con posibles consecuencias en la piel.
Para conseguir una postura correcta en la silla de ruedas durante la vida cotidiana, se debe intentar (dentro de lo posible), formar un ángulo de 90º. La mejor forma de lograrlo será utilizando un cojín que se adapte a la ergonomía de cada persona y que alínee y acomode el cuerpo naturalmente.
Si bien existe una gran variedad de cojines y almohadas para ayudar a disminuir el rozamiento y el exceso de presión sobre las prominencias óseas y la piel, la realidad es que cada estilo de producto terapéutico dependerá de cada individuo y de sus necesidades específicas. En principio, para elegir el más acorde habrá que considerar el material con el que está compuesto.
Los cojines y almohadas fabricados de espuma viscoelástica tienen el beneficio de ser muy ligeros y adaptables a cualquier lugar en que se necesite utilizarlos. Cuentan con un recubrimiento de tela respirable que evita que se acumule exceso de calor y humedad. Duran bastante tiempo, por lo que son una buena inversión en confort.
Este tipo de almohadas Y cojines están confeccionados con cavidades pequeñas de aire en su interior. Esto consigue distribuir mejor el peso corporal a comparación con los productos de espuma viscoelástica. La desventaja es que tienen mayor tendencia a punzarse y será necesario su reemplazo.
Además de estar fabricados con una base de espuma viscoelásticas, también están compuestos por pequeñas cápsulas de gel para una mejor distribución del peso corporal, disminución de calor y es preventivo de las escaras por presión y humedad.
Una vez conseguido el ángulo de 90º en la cadera; la mayor parte de los usuarios de silla de ruedas se sentirán realmente cómodos si las rodillas también se posicionan en un ángulo de 90º. Y como es importante que los tobillos también mantengan este ángulo, ergonómicamente hablando se recomienda que los reposapiés también estén a 90º.
En el caso de una silla deportiva cuyas ruedas delanteras son más pequeñas, el ángulo debería ser de aproximadamente 85º. Para sillas normales deberá ser algo inferior, pero siempre aproximándose a los 90º.
Por otro lado, si es un usuario de piernas largas, el apoya pies deberá tener un ángulo inferior para que estas plataformas no entorpezcan su circulación.
Los reposabrazos son necesarios para brindar descanso en los brazos y en los músculos del cuello. El ajuste correcto de éstos se logra cuando los antebrazos del usuario quedan a 90º del codo.
Si los apoyabrazos están muy altos, se forzarán los hombros hacia arriba, lo cual podría generar dolores musculares en la zona cervical. Por el contrario, si los apoyabrazos están muy bajos, el usuario tenderá a caer hacia un lado al utilizarlos.
Como dato extra: Una base de asiento estable o un cojín ergonómico adecuado podría eliminar la necesidad de apoyabrazos ajustables en los usuarios activos.
El respaldo deberá tener una altura tal que permita la estabilidad de la región lumbar superior del usuario. Dependiendo de las necesidades específicas de cada usuario, la altura del respaldo puede ser mayor.
Por ejemplo, para las personas con lesión medular, cuánto más grande sea la lesión más alto deberá ser el respaldo para darle soporte adecuado al tronco.
También se suele recomendar un respaldo con mayor altura para otorgarle seguridad a un usuario que está usando por primera vez una silla de ruedas. Una vez que se acostumbre, y si su lesión lo permite, podrá acceder a respaldos más bajos que le ofrecerán mayor libertad de movimiento a la espalda.
Está comprobado que en mayor parte, los usuarios de silla de ruedas se sentirán más cómodos si cuentan con un respaldo que dé soporte adecuado a la región lumbar, pues la forma que este tenga, en conjunto con un correcto ángulo de inclinación, le proporcionará mejor apoyo y más equilibrio en la parte superior del cuerpo.
Se recomienda que el respaldo tenga una ligera inclinación, de esta forma la fuerza de gravedad recae sobre el pecho del usuario y lo ayuda a mantenerse estable. Si el respaldo es completamente recto la fuerza de gravedad recaerá en sus hombros y lo hará inclinarse hacia adelante para compensar.
También se indica que un respaldo demasiado reclinado resultará incómodo ya que el usuario verá reducido su campo visual.
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